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Tal y como os conté el otro día por Facebook, el pasado miércoles día 13 tuve la suerte de ser invitada a una visita guiada a los laboratorios de FIV (fecundación in vitro) y Andrología del centro IVI de Madrid. Allí tuve la suerte de ser testigo de primera mano de esos asombrosos procedimientos de reproducción asistida que han permitido que nazcan desde 1978 más de 5 millones de bebés, entre ellos los míos.
Dado que muchos de los que tenemos gemelos, mellizos o trillizos hemos logrado ser padres gracias a la reproducción asistida (se calcula que un 24% de los embarazos logrados por reproducción asistida son múltiples), creo que sería muy interesante daros a conocer en este artículo esa parte del proceso que los padres no vemos. ¿Qué hacen con nuestros óvulos desde que los extraen hasta que nos implantan los embriones ya fecundados? ¿Cómo se fecunda un embrión en el laboratorio? ¿Qué se hace después con él?
Para aquellos lectores que, felizmente, son completamente ajenos al mundo de la reproducción asistida en esta primera parte voy a realizar una introducción explicando brevemente cuando se aconseja acudir a la reproducción asistida y en qué consisten los distintos tratamientos que se pueden realizar, no sólo para lograr un embarazo sino también para preservar la fertilidad en el tiempo. El jueves os contaré como son los laboratorios, cómo es el trabajo que se desempeña allí dentro y os hablaré también de la tecnología utilizada. Y otro día os contaré como fue mi proceso de reproducción asistida en primera persona.
¿Cuándo se necesita acudir a la reproducción asistida?
Los expertos calculan que el 15% de las parejas españolas en edad fértil tienen problemas para concebir. Además, se estima que 800.000 parejas españolas son infértiles.
Las parejas menores de 35 años deberán buscar ayuda especializada si no logran concebir después de un año manteniendo relaciones sexuales sin protección. En el caso de los mayores de 35 años, este plazo se reduce a los seis meses. Y es que la edad de la pareja, especialmente de la mujer, influye mucho a la hora de lograr el embarazo, tal y como podéis ver en el gráfico siguiente:
Por último, hay que tener en cuenta que muchas veces la causa de infertilidad es desconocida y otras veces esta causa puede ser mixta, afectando tanto al hombre como a la mujer. En concreto, en un 30% de los casos la infertilidad obedecerá al factor femenino, en otro 30% de los casos estará relacionada con el factor masculino, en un 25% de los casos la infertilidad tendrá una causa mixta y en un 15% de los casos el origen será desconocido.
Tipos de tratamientos de reproducción asistida
Inseminación artificial (IA)
Es el procedimiento más sencillo de todos y procedimiento suele ir precedido de un proceso de estimulación ovárica. Esta estimulación, que tiene lugar mediante la administración de hormonas a la mujer, a veces provoca que exista más de un óvulo para ser fecundado por lo que a veces se producen embarazos múltiples.
Después se prepara el semen con técnicas de lavado y capacitación, eliminando restos celulares o espermatozoides lentos, inmóviles o muertos. El objetivo es concentrar en un volumen pequeño la población de espermatozoides con mayor capacidad reproductora. Finalmente, se deposita la muestra de esperma en el interior del útero utilizando una cánula especial conectada a una jeringa.
La tasa de éxito oscila entre un 15 % y un 20%.
Fecundación in vitro (FIV)
La fecundación in vitro, a diferencia del caso anterior, es un proceso que tiene lugar casi de forma íntegra en el laboratorio. El primer paso es la estimulación ovárica de la mujer, con el fin de que produzca un número mayor de ovocitos para poder disponer de un mayor número de embriones, ya que de forma natural sólo se suele obtener un ovocito en cada ciclo menstrual.
En caso de que no se obtengan óvulos suficientes como para continuar con el procedimiento, se procederá a la congelación de los mismos (vitrificación) y se repetirá este procedimiento en un ciclo posterior. Si todo va bien, se extraen los óvulos en quirófano, procedimiento que se realiza bajo sedación y dura unos quince minutos. Para realizar la punción, el médico se guia por una ecografía. La punción se realiza con una aguja fina que conectada a un sistema de presión que permite aspirar los folículos tal y como se muestra en la imagen:
Más tarde se coloca en una placa de cultivo el ovocito rodeado de espermatozoides (procedentes de la muestra que entrega el hombre) y se verifica si se ha producido la fecundación. En el próximo post os contaré todo lo que ocurre en el laboratorio de forma más detallada. De momento me limitaré a decir que, si se produce la fecundación, se transferirán los embriones al cuerpo de la mujer entre 3 y 5 días después de la extracción de los óvulos.
De conformidad con la legislación vigente, se pueden transferir un máximo de 3 embriones, aunque generalmente se limitan a transferir uno o dos para evitar un embarazo múltiple. Los embriones sobrantes se conservarán congelados (vitrificados) para poder utilizarlos más adelante.
Comentar también que, aunque gran parte de los embarazos múltiples se deben a la implantación de dos o más embriones (mellizos), también es posible que se produzca una gemelación espontánea tal y cómo ocurre en la naturaleza.
El porcentaje de éxito de la FIV oscila actualmente entre un 30% y un 40% por ciclo, aunque depende mucho de la patología que sufra la paciente.
Inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI)
Este procedimiento es igual que el anterior, la única diferencia estriba en el procedimiento de fecundación. En este caso se introduce un espermatozoide vivo, previamente seleccionado, directamente dentro del óvulo mediante una punción tal y cómo muestran estas espectaculares imágenes:
Ovodonación
En el caso de la donación de óvulos, la particularidad consiste en que en el tratamiento intervienen dos mujeres distintas. Por un lado está la donante, que sigue el mismo procedimiento de extracción de óvulos que hemos visto en el caso de la FIV/ICSI.
En cuanto a la receptora, también hay que preparar su cuerpo de forma previa a la transferencia de embriones, para tratar de imitar los cambios que se producen en el endometrio cuando una mujer se queda embarazada por medios naturales y así aumentar las posibilidades de que se implanten correctamente los embriones. Para ello se le administra un tratamiento hormonal a base de estrógenos y progesterona. Más tarde, entre el tercer y quinto día de desarrollo de los embriones, se realiza la transferencia de los mismos. Este procedimiento tiene la mayor tasa de éxito, situada en un 60%.
Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP)
En el caso de parejas portadoras de enfermedades hereditarias (como la fibrosis quística), o parejas con más riesgo de producir embriones con anomalías cromosómicas, se suele acudir a esta técnica. También se utiliza para parejas con hijos afectados por enfermedades que requieren un trasplante de células hematológicamente compatibles. Este es el caso de los denominados bebés medicamento.
La particularidad del procedimiento consiste en que, con carácter previo a la transferencia del embrión, se realiza una biopsia embrionaria para determinar si el embrión está sano. Para ello se extraen una o dos células del embrión en su tercer día de desarrollo y se mantiene el embrión en cultivo hasta determinar si tiene algún tipo de anomalía cromosómica.
Durante el estudio genético se suelen analizar 8 cromosomas determinados que permiten detectan alrededor del 85% de las anomalías cromosómicas más frecuentes. La técnica de la hibridación in situ fluorescente (FISH) permite observar el número de copias de cada cromosoma presentes en la célula, marcando cada cromosoma con sondas de ADN fluorescente tal y como muestra la imagen de la derecha. Este procedimiento también sirve para seleccionar el sexo del embrión en aquellos casos en los que ello esté justificado (la ley es muy restrictiva en este sentido).
Preservación de la fertilidad
La necesidad de reproducción asistida no sólo se limita a aquellas parejas con problemas de fertilidad, ya que también hay casos en los que el objeto de los tratamientos es el de preservar la fertilidad de algunos pacientes. El caso más frecuente es el de personas jóvenes que padecen algún tipo de cáncer ya que los tratamientos oncológicos pueden afectar a la fertilidad. Por ejemplo, se calcula que el 42% de las jóvenes sometidas a tratamientos de quimio o radioterapia presentan un fallo ovárico precoz antes de cumplir los 30 años.
Pero la preservación de la fertilidad también se aplica a pacientes con enfermedades autoinmunes como el lupus, o aquellos pacientes que vayan a ser sometidos a un trasplante de médula ósea.
Además, en los últimos años asistimos a un interés creciente en las técnicas de preservación de la fertilidad por parte de mujeres que, por sus circunstancias personales, desean retrasar su maternidad sin querer arriesgarse a padecer las desventajas de ser madre a una edad avanzada.
En el caso de los hombres, la preservación de la fertilidad implica algo tan sencillo como congelar una muestra de semen. En el caso de las mujeres el asunto es más complejo, y dependiendo de las circunstancias de la paciente se podrá optar por distintas técnicas como la vitrificación de ovocitos o la congelación de la corteza ovárica.
Vitrificación de ovocitos
Se realiza un tratamiento de estimulación ovárica, tal y como hemos visto en los casos anteriores, y una vez obtenidos los óvulos en vez de proceder a fecundarlos se lleva a cabo un proceso de congelación ultrarrápida para evitar la formación de cristales de hielo que puedan dañar la estructura celular del ovocito. Los óvulo extraídos quedan almacenados en nitrógeno líquido a una temperatura de -196º y se pueden mantener en este estado por un periodo indefinido.
Congelación de la corteza ovárica
Esta técnica es bastante novedosa ya que el primer autotransplante de tejido ovárico a una mujer se llevó a cabo en el año 2006. Y el primer parto gemelar del mundo tras la utilización de esta técnica tuvo lugar precisamente en España, en el año 2009.
El procedimiento consiste en la realización de una laparoscopia a la paciente para obtener pequeños fragmentos de corteza ovárica que quedan congelados en nitrógeno. Una vez que la paciente supera su enfermedad, si se comprueba que su función ovárica se encuentra afectada, se volverán a reimplantar esos fragmentos de corteza ovárica en el ovario, también mediante laparoscopia. Mediante esta técnica se restablece la función ovárica e incluso pueden lograrse embarazos espontáneos.
Este procedimiento está especialmente indicado para el caso de niñas enfermas de cáncer (se calcula que cada año se diagnostican 1000 casos en España en menores de 14 años) ya que el tejido ovárico puede permanecer congelado entre 15 y 20 años. En el caso de mujeres adultas, este método se puede combinar con la vitrificación de ovovocitos, siempre y cuando se disponga del tiempo necesario para realizar un proceso de estimulación ovárica antes de comenzar el tratamiento contra la enfermedad.
Conclusiones
En la actualidad se estima que en el mundo hay más de 80 millones de parejas infértiles y, sólo en España, cada año se diagnostican 16.000 casos nuevos.
Pero la importancia de las técnicas de reproducción asistida no sólo se limita a la infertilidad, ya que cada vez cobran más protagonismo las técnicas de preservación de la fertilidad para pacientes con enfermedades graves cuyo tratamiento podría provocar infertilidad, o bien para mujeres que simplemente deciden postergar su maternidad con mayores garantías de éxito.
Cómo habéis podido imaginar, debido a la complejidad de los tratamientos de reproducción asistida, el éxito de los mismos viene determinado en gran parte por la tecnología utilizada, la calidad del laboratorio de embriología y la destreza del personal que interviene en el proceso. Y de todo eso es de lo que os hablaré en la segunda parte de este artículo.
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Que buen post, me gusta la visión general que le das y a su vez profunda, gracias por la lectura.
Nosotras nos sometimos a una ICSI con ovodonación, por lo que la mayoría de las técnicas me las conozco, pero he aprendido mucho también, y las imágenes son increíbles 🙂