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Lo que la maternidad se llevó (y aún no me ha devuelto)

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Por Somos Múltiples

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Hace unos años hubiera matado por estos tacones. Ahora probablemente me mate si trato de subirme a ellos.
Hace unos años hubiera matado por estos tacones. Ahora probablemente me mate si trato de subirme a ellos.

Cuando la maternidad llega a tu vida te trae muchas cosas nuevas, pero también te roba descaradamente otras tantas costumbres sin dignarse a pedir permiso.

Algunos de estos hábitos volverán con el tiempo, otros lamentablemente ya nunca volverán, y otros es mejor que ya no vuelvan porque han dejado de interesarnos por completo. ¿Y cuáles son esas cosas de las que os estoy hablando? Esta es mi lista negra:

1. Mis tacones imposibles. No os equivoquéis, yo odio llevar tacones con todas mis fuerzas, pero lo cierto es que vistos desde fuera estilizan las piernas un montón y son muy muy sexys. ¿Y a quien no le gusta sentirse guapa?

Tengo una pequeña, pero muy selecta, colección de zapatos de tacón muy atrevidos que usaba en determinadas y contadísimas ocasiones. Casi no podía andar con ellos, ni tampoco bailar demasiado, los pies se me quedaban destrozados el resto de la semana y disponer de un aparcamiento en la misma puerta del local era un requisito indispensable para lucirlos. Pero aún así me encantaba utilizarlos de vez en cuando, era un pequeño sacrificio al que accedía gustosa siempre que la ocasión lo mereciera.

No me atrevería a afirmar taxativamente que los tacones de infarto son incompatibles con la maternidad, pero desde luego no son el mejor complemento para una madre por partida doble que debe andar medio agachada y con la espalda encorvada para darle la mano a sus hijos de menos de un metro de altura. Y más si tenemos en cuenta que el embarazo múltiple me trajo una hernia discal a la que debo cuidar con mimo si no quiero volver a pasar por un ataque de ciática que me deje coja durante cinco meses como ya me ocurrió una vez.

La parte buena es que ya no me tengo que enfrentar a desagradables situaciones como aquella vez que se me quedó un tacón de aguja atrapado en la tapa de una alcantarilla y al tratar de sacarlo se me partió. ¡Tuve que andar varias manzanas con una pierna casi 15 centímetros más alta que la otra!

2. Mis bikinis molones. Hubo un tiempo en el que fui joven y delgada, y cada verano me encantaba comprar unos cuantos bikinis chulos para lucirlos en la playa. Ahora, gracias a las estrías y a la diástasis abdominal, me he tenido que pasar forzosamente a los trikinis y, oye, no están tan mal. Aunque reconozco que cuesta bastante encontrar trikinis bonitos y modernos, esa no es sino otra razón más para usarlos, ¡Son originales y crean tendencia! ¡Vivan los trikinis maternales que son mucho más vistosos que un simple bañador y a cambio esconden discretamente nuestras imperfecciones abdominales!

3. Esas apasionadas discusiones de pareja que duraban horas y horas, e iban acompañadas de una aún más apasionada reconciliación. Ahora apenas tenemos tiempo para discutir, ni tampoco fuerzas, ni ganas. ¿Quién puede querer malgastar ese poco tiempo libre del que disponemos en pegarse cuatro gritos que mañana habremos olvidado a que se debían? Mejor abracémonos en el sofá y veamos un rato la tele hasta quedarnos dormidos…

4. Los amigos sin hijos. Pues eso que, ¿Dónde están? Porque yo sigo teniendo el mismo número de móvil y la misma dirección de correo electrónico que antes… Pero obviamente, no llevo la misma vida que antes. No hay nada como un cambio drástico para descubrir quien te quiere de verdad.

Todavía sigo esperando la visita de una buena presunta amiga que iba a venir a conocer a mi hija en cuanto le dieran el alta en la incubadora. Querida ex amiga, si lees estas líneas quédate tranquila que mi hija recibió el alta hace más de dos años y dos meses. Estoy segura que hasta ahora tu preocupación por un tan inusualmente prolongado ingreso hospitalario te ha quitado muchas noches de sueño, así que aprovecho este post para curar tus desvelos. Postdata; cuando seas madre no seas tan hipócrita de llamarme para contármelo después de varios años sin mantener contacto. Tengo cosas mejores que hacer que fingir que aún somos amigas.

Gracias a la señora maternidad por limpiar mi agenda de contactos. Ya sabéis lo que dicen; más vale sola que mal acompañada.

5. Mis inagotables aspiraciones laborales. Aquí una superwoman que iba a compartir su baja maternal con su pareja para reincorporarse al trabajo cuanto antes y echar más horas que nadie para demostrarle a su jefe que ser madre no es incompatible con ser la mejor profesional del mundo mundial. No hay nada como una buena leche a tiempo para espabilar y poner los pies en la tierra. Gracias a mi ex jefa por ese despido tan injusto pero, a la vez, tan esclarecedor. Si tengo que elegir, me quedo con mis hijos. ¿En qué demonios estaba pensando hace unos años? ¿De verdad pensaba que merecía la pena perderme todo esto?

6. Los viajes para adultos. Playas desiertas de ensueño al otro lado del mundo, recorrer diez ciudades en una semana sin perderme ni uno sólo de sus monumentos y museos más relevantes, escapadas de fin de semana completamente improvisadas echando tres bragas a la maleta…  Si no fuera porque hay innumerables documentos gráficos que lo atestiguan pensaría que lo he soñado.

Definitivamente, las vacaciones de playas infestadas de domingueros y tuppers de tortilla de patatas tienen mucho menos glamour, aunque también tienen su encanto, pero eso de tener que planificar cualquier escapada con semanas de antelación, revisando hasta la extenuación el más mínimo detalle, y pasarme horas cargando el coche definitivamente me mata. Me conformo con que al menos mis hijos aprendan pronto a hacer su propia maleta. ¡Desde que soy madre las vacaciones me agotan!

7. La ropa limpia. Debe ser que los hábitos higiénicos que mantenía en mi otra vida dejaban bastante que desear pero había prendas que incluso me podía llegar a poner tres o cuatro veces antes de echarlas a lavar. Y ahora, si aguanto con la misma ropa un día entero me doy con un canto en los dientes. Ya me decía mi hermana que teniendo hijos es imprescindible comprarse una buena secadora, ¡Qué gran consejo maternal! Maternidad y secadora, un tándem indispensable.

8. Los relojes y demás abalorios. Antes de ser madre me encantaba llevar reloj, es más, no me lo quitaba ni para dormir y si por casualidad salía un día a la calle sin él me sentía medio desnuda. Sí, ya se que el reloj es un invento poco útil hoy en día teniendo en cuenta que podemos consultar la hora en el móvil, en el reloj del coche, en el andén del metro y en mil sitios más. Pero es que a mí me gustaba llevar mi reloj. Era una cuestión más sentimental que pragmática.

Cuando nacieron mis mellizos me empecé a quitar el reloj porque me empezó a incomodar por miedo a arañar su delicada pielecita, y casi dos años y medio después he perdido completamente la costumbre de llevarlo. Se me hace muy raro y ya me he acostumbrado a acudir al móvil para mirar la hora.

La misma consideración es aplicable a otro tipo de complementos, aunque en esta ocasión la razón para dejar de usarlos ha sido el riesgo de asfixia, o bien propia en el caso de los collares (¿Por qué les gusta tanto tirar de ellos?), o de terceros en el caso de los anillos y pendientes. Y es que los niños son capaces de tragarse los objetos más inverosímiles, y no seré yo quien se dedique a hacer experimentos en este sentido teniendo en cuenta los antecedentes de mi hija. Me basta con tener un blog, no necesito salir en los periódicos de tirada nacional 🙂

9. Las comidas y cenas con sobremesa. ¡Esto si que lo echo mucho de menos! Esas comidas de más de tres horas que empezaban con un aperitivo, y eran seguidas por un primer plato, un segundo plato bien potente acompañado de un buen vino, un postre repleto de chocolate y un chupito de pacharán después para bajar tanta comida. Y todo ello aderezado con interminables charlas con los amigos.

Nada que ver con esas cenas de ahora en un Mc Donalds, deglutiendo rápidamente una hamburguesa cutre mientras trato de mantener una superficial conversación con alguna amiga y a la vez vigilar que mis hijos no se metan en líos en el parque de bolas. ¡Mi reino por un solomillo y, sobre todo, por un rato de tranquilidad lo suficientemente largo como para poder comérmelo caliente y sin interrupciones!

10. Las siestas de pijama. Dícese de aquellas siestas cuya duración es tan extensa (normalmente más de tres horas) que los practicantes de dicho hábito tienden a ponerse un pijama y meterse directamente en la cama por si acaso se les va de las manos y amanecen directamente al día siguiente. Aunque yo soy más de sofá, y tampoco solía ponerme pijama ya que me quedaba dormida después de comer de forma fulminante, este tipo de siestas eran el complemento perfecto a una copiosa comida con sobremesa. ¡En este deporte no me gana nadie!

11. El silencio y el aburrimiento. ¿Recordáis como era estar en casa en silencio, concentradas tan sólo en escuchar vuestros propios pensamientos? ¿Y qué me decís de esas insulsas tardes de domingo que una pasaba tirada en el sofá invadida por la pereza y sin ganas de hacer nada más que ver en la televisión programas insustanciales y poco interesantes? Pues yo ya ni me acuerdo, ¿Y vosotros?

12. Los maratones. No, no soy una persona deportista, no me refiero a ese tipo de maratones. De hecho, si me dan a elegir, prefiero tener varios partos de octillizos antes que correr medio kilómetro seguido. A lo que me refiero es a los maratones de series, de lectura… Básicamente al hecho de disponer de varias horas seguidas  para practicar cualquier afición de forma compulsiva. Ahora lo que practico de forma compulsiva es la contención de rabietas, la asistencia a accidentes domésticos, el arbitraje de peleas infantiles y el reparto indiscriminado de besos a esos pequeños seres que se revuelven entre mis brazos en cuanto me ven fruncir los labios.

Y ahora contadme, ¿Cuál es vuestra lista negra? ¿Qué cosas echáis de menos desde que sois madres y cuáles han dejado de interesaros?

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Madre de mellizos prematuros que un día decidió abrir un blog para compartir su (in)experiencia personal con otras madres. Administradora de Somos Múltiples y de la tienda para gemelos y mellizos Tot A Lot. Prometo hacer todo lo posible para que paséis un rato entretenido en mi intento de acercaros al maravilloso mundo de la crianza múltiple; un mundo rodeado de mitos en donde tanto los retos como la satisfacción se elevan al cuadrado.

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36 comentarios en «Lo que la maternidad se llevó (y aún no me ha devuelto)»

  1. Muy bueno, prácticamente coincido en todo contigo, ay! Esas tardes de perreo en el sofá, mis pulseras, pero creo,que poco a poco recuperaremos cosas y además ganaremos otras más importantes.
    Un saludo.

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  2. Hecho de menos ese rato para mi antes de salir de casa,para peinarme,pintarme (aunque sea solo ponerme un poco de rimel en las pestañas),echo de menos esas duchas sin prisas y sin tener las antenas puestas. Vamos,lo que se dice disfrutar de la ducha,YA NO DIGO NADA DE UN BAÑO DE ESPUMITA,CON INCIENSO, VELAS Y MUSICA INSTRUMENTAL RELAJANTE!!!! Eso si,espero recuperarlo algun dia. Ah,a mi me paso lo mismo con el reloj (las demas cosas tambien jijiji),y llevo unos meses (un par de ellos,eh!?) sin quitarmelo!!! Seguro que te doy la idea jajajajajaj y de aqui a unos meses nos estas contando la reconciliacion con el dicho objeto. 😉

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    • Fíjate que yo ahora me ducho con mucha más tranquilidad que antes, porque desde que soy madre ya no tengo la angustia de pensar en el atasco que se estará formando mientras yo me arreglo. Es más, tenía un récord de 15 minutos desde que abría un ojo hasta que arrancaba el coche, y en ese tiempo desayunaba, me duchaba, me vestía, me pintaba y cogía el ordenador!!!

      El domingo estuve viendo un reloj precioso en una tienda y al final no me lo compré porque ya no le veo tanta utilidad (y porque era caro je je). Seguro que con el tiempo vuelvo a usar reloj pero de momento me siento más cómoda así.

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  3. Uyyyyy a mi lo que mas me ha afectado, es que mis amistades se alejaron…..solo se de ellas por facebook y nada mas, nadie nos visita, es triste pero luego veo la cara de mis princesas(mellizas) y se me olvida todo…ellas son lo mejor que nos ha pasado!!!!!!

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    • Como te entiendo Maritza!! Lo peor es esa gente que le da al «me gusta» a todas las fotos de tus hijos, pero que son incapaces de coger el teléfono para quedar a tomar algo contigo. ¡Si tanto te gustan mis hijos ven a conocerlos!

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      • Y que hay de esos que tienen hijos pero ya mayores (de 6 años o más) y no entienden tus problemas de movilidad o que necesitas organizar la salida más trivial con tiempo? Odio que ahora sean intransigentes los que antes han sufrido lo mismo que tú.
        O los que no quedan contigo porque tus hijos son muy pequeños y no son estimulantes para los suyos, pero que idea de la amistad es esa?

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  4. Lo que más extrañó es que cuando quería salir agarraba mi cartera y listo ahora me lleva horas cargar el auto hacer dos bolsos gigantes con todos los por sí acaso que se puedan ocurrir y cuando por fin llego los niños se ponene mañosos y mejor me devuelvo

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    • Ja ja ja Eso es lo que me pasa a mí, que antes nos íbamos de fin de semana después de comer, sólo coger una pequeña maleta de fin de semana y listo. Y ahora irse de fin de semana con los niños es todo un despliegue logístico. ¡Y encima siempre se me olvida algo!

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    • Qué envidia, que allí estáis ahora en verano y nosotros peladitos de frío!! A mí me costó encontrar un trikini que no fuera «de señora mayor», pero estoy encantada con ellos. ¡Es que me tapan justo las estrías!

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    • Mis hijos no gritan mucho la verdad, salvo cuando se pelean, pero son absolutamente incapaces de ponerse de acuerdo en los dibujos que quieren ver. Así que sí, siempre hay uno gritando porque no le gusta el programa del otro!!

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  5. Qué razón tienes! Yo lo que más hecho de menos es ir a un restaurante a comer o a cenar sin tener que levantarme cada dos segundos para ir detrás de las pequeñuelas que se dedican a ir mesa por mesa saludando al personal y robando trocillos de pan cuando algún iluso se despista.

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  6. Ah!! Qué post tan genial!! La verdad es que casi todos tus post me hacen casi llorar por lo REALES que son y siempre mientras leo voy asintiendo con la cabeza… pensando cuanta razón! jeje!
    Cuando me preguntan si tengo estres siempre digo SI pero del bueno!
    Mis mellis tienen ahora 1 año y están, como digo yo, en plan destroyer total! Yo echo de menos mi barriguilla plana que no quiere volver, a pesar de que en todo el día no paro aún tengo unos kilillos de más.

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    • Hola Jacqueline. Yo creo que no hay que tener prisa por ser madre, ya te darás cuenta cuando llegue el momento adecuado. De momento te invito a leer la segunda parte de este post que ya estoy preparando: Lo que la maternidad me trajo (y no pienso devolver)…

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  7. Creo q tb te ha traido una oportunidad profesional y espero que laboral que sin ellos no hubieras tenido… yo estoy en buscar eso tb y en cuento a todo lo demás un 10, es que es increible lo que das en el clavo!!!!bueno increible no q lo tienes delante;)) mi mas sincera enhorabuena!!!

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  8. Hay algo que extraño sin duda alguna y es la independencia, aún tengo que esperar de alguien que me acompañe para salir a cualquier lugar, porque controlar a mellizos de dos años en un centro comercial, en un supermercado, en un parque o en cualquier lugar debería ser considerado un deporte olímpico, donde la medalla de oro sea compatible con 12 horas de sueño ininterrumpido.

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  9. Yo echo de menos tener manos. Cuando vas con tus hijos siempre tienes que tener las manos disponibles para llevarles de la mano, cogerles en brazo, llevarles el abrigo, sonarles los mocos, agarrarles del pelo para que no crucen la calle, etc. Recientemente hice un viaje relámpago sola en avión para conocer a mi sobrino en otra ciudad y descubrí de nuevo que tenía dos manos y que podía moverlas y usarlas mientras andaba!! Menudo descubrimiento!
    Muy bueno tu artículo!! Me ha encantado porque coincido en todo, aunque no lo cambiaría nunca por el antes de!

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  10. Ah.(suspiro)… esos maratones, de todo lo que has dicho, personalmente es lo que más me duele. Pero yo espero que volverán como las golondrinas aquéllas… no?

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  11. Coincido con todo cien por cien…incluso lo del reloj me ha dado miedo, porque lo mismito me pasa a mis, desde que hace casi dos años que nacieron mis mellizos no me lo he vuelto a poner,jejeje

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  12. Yo echo muchísimo de menos poder salir de vacaciones, ya sea un fin de semana o un mes a la playa. Con dos mellizos de 16 meses y un niño de 3 años ni me lo planteo porque con los tres a la vez no tienen un minuto de paz, y pretender entrar en el coche es misión imposible. Pero bueno, espero que cuando sean los tres personitas autónomas la cosa cambie.

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  13. Jajajajajjaja……como m he reído! Disfruto leyendo tus comentarios…. me encanta el humor con el que escribes….. yo aún no he pasado por todo esto porque mis gemelos sólo tienen 2 meses……. pero lo de mi falta de puntualidad porque antes de salir de casa uno ha vomitado y cuando ya estás lista el otro se ha hecho caca……uuuuuuuffffffffff…….también echo de menos mis taconazos y m puedo ir acostumbrando a la idea d comprar un trikini para el año que viene para tapar mis estrías… aiiiixxxxx pero no cambio esto por nada, me los comería a besos……son tan guapos…..

    Un besito muy grande y Feliz Navidad…..

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  14. Bueno lo de trabajar creo que me sienta bien, es mi momento del dia (trabajo 8 horas diarias) pero llego a casa con ganas (bueno a veces, jajaja) de estar con ellos, implica mucho mas trabajo pero grandes satisfacciones.

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  15. En el asunto de las aspiraciones laborales yo también he notado un cambio drástico en mi forma de pensar. Casi que veo peligrar mi futuro laboral, y eso que mañana se me acaba la baja de maternidad, pero contrariamente a lo que pensaba ¡no me da miedo! Quieren imponerme unas condiciones radicalmente incompatibles con el cuidado de mi bichilla y como no se bajen del burro ¡mañana me vuelvo para casa y a dedicarme en exclusiva a mi peque!

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