Me duele ser infértil. Aunque ya haya conseguido tener hijos. Aunque pueda tener más hijos. Pensaba que cuando lograse ser madre la sombra de la infertilidad desaparecería pero me equivocaba. Sigo llevando el peso de la infertilidad sobre los hombros aunque este peso sea mucho más liviano que hace unos años.
Ser infértil es ser diferente a los demás, salirse de la norma establecida, la impotencia de no ser capaz de hacer las cosas bien por uno mismo. Aunque ahora mismo no tenga ninguna trascendencia práctica en mi vida, se que soy infértil y eso siempre estará ahí.
Ser infértil supone perder la intimidad en un acto tan íntimo per se como es la procreación, para permitir la entrada en el proceso a varios médicos, embriólogos, maquinaria de última tecnología y un buen puñado de euros.
Ser infértil es exactamente lo contrario a un encuentro romántico, lo más opuesto a una sorpresa, un frío proceso científico completamente carente de calidez.
Ser infértil es tener que pagar miles de euros para tener otro hijo, en vez de perseguir tu sueño mediante emocionantes encuentros furtivos mientras rezas para que tus hijos no se despierten de la siesta.
Soy infértil y me duele decirlo, admitirlo e incluso verlo reflejado por escrito. Afortunadamente la tecnología ha habilitado medios para salvar los obstáculos naturales a los que me enfrento. Y me siento infinitamente agradecida por ello. Pero preferiría no serlo.
Luego pienso en mis mellizos, esos dos maravillosos frutos de la ciencia. ¿Sería madre de mellizos si no fuera por la infertilidad? Probablemente no habría podido vivir esta maravillosa experiencia de ser así.
Entonces miro a mi infertilidad con cariño y le doy las gracias por haber aparecido en mi vida. Porque cada paso que hemos dado y cada reto al que nos hemos enfrentado nos ha convertido en la familia que somos ahora.
Y yo no soy sólo afortunada, soy afortunada al cuadrado. Por gracia de la ciencia, nuestra constancia o nuestra capacidad de ahorro, poco importa eso ya.
No me gusta ser infértil pero debo reconocer que el nacimiento de mis hijos me devolvió con creces todo lo que la infertilidad me quitó. Desde luego, a mí me ha compensado. A veces lo que no mata engorda. ¿Quién me hubiera dicho a mí hace unos años que todo ese sufrimiento valdría la pena?
También te puede interesar
[srp widget_title_hide=»yes» post_limit=»8″ post_content_length=»30″ post_content_length_mode=»words» post_date=»no» post_author_url=»no» post_category_link=»no» post_include=»5358″ post_include_sub=»yes» title_string_break=»» string_break=»…Seguir leyendo →» nofollow_links=»yes»][srp widget_title_hide=»yes» post_limit=»8″ post_content_length=»30″ post_content_length_mode=»words» post_date=»no» post_author_url=»no» post_category_link=»no» post_include_sub=»yes» title_string_break=»» string_break=»…Seguir leyendo →» category_include=»249″ nofollow_links=»yes»]
Muy buena descripcion!!
Creo que con tus posts sobre el tema ayudas a mucha mujeres, a pesar del dolor siempre te muestras positiva y eso es vital, desde mi punto de vista. Sois una familia de luchadores. Besos
es difícil aceptar q somos infèrtiles pero gracias a ello somos mamas de hermosos ángeles, q quizás siendo fértiles jamas los habríamos tenido… y es la pregunta q me hago… podre tener mas bebes después de mis melliz??? solo Dios lo sabe…
Precisamente hoy eflexionaba sobre este tema, quizás en otras condiciones nuestro planteamiento de familia sería diferente pero ser infertil conyeva estudiar mucho cada una de nuestras deciones, no hay lugar para la improvisación o como tu bien dices los encuentros furtivos y hacer los hijos del modo tradicional
Muy bueno. Todo esfuerzo tiene su recompensa y en nuestro caso por partida doble!
Piensa, como bien dices, que si no llegas a tener este problema, no tendrías a tus mellizos, igual que muchas y muchos de nosotros. Saludos