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Gemelos, mellizos y trillizos que comparten amigos imaginarios
Algunos niños entre los 2 y 4 años tienen un amigo invisible. Los gemelos, mellizos y trillizos también pueden tenerlos. Lo curioso en su caso es que a veces tengan los mismos y los compartan. Os pongo dos ejemplos.
Antonio, padre de trillizos, dos niños y una niña, de tres años, cuenta:
“De repente apareció en nuestra vida Cucú. Empezó cuando un día me encontré con un vaso de leche derramado por el suelo. ‘Lo hizo Cucú’ se apresuró a decirme uno de los niños. Me quedé extrañado y aun más cuando al día siguiente oía a mi hija decir: Ven Cucú, ven aquí, mientras jugaba con sus hermanos. Así que de repente tuvimos a un cuarto niño en casa, al que echaron todas las culpas de sus trastadas”.
Yohana, madre de gemelos de casi 4 años, me contó hace dos años lo siguiente:
«Mis gemelos tienen cada uno tres amigos imaginarios. Al principio no les prestamos mucha atención, pero un día uno de mis hijos estaba triste porque uno de estos amigos se había perdido en el colegio y además con él el juguete que se había llevado. Claro, mi hijo no se había llevado ningún juguete y cuando se lo dije, me contestó que el amigo invisible sí. No sé si tengo hacerles ver que estos amigos no existen o si debo seguirles el juego«.
Lo que me llamó la atención era el hecho de que estos gemelos compartieran la fantasía de tres amigos invisibles. Tenían exactamente la misma fantasía por lo que me imaginé que seguramente serían gemelos monozigóticos (idénticos).
Cuando se lo pregunté a la madre, me dijo que pensaba que no, porque habían venido en dos bolsas. Como bien sabéis, esto no revela su identidad biológica. La madre me dio más datos sobre el desarrollo de sus hijos y me mandó fotos por lo que pude confirmar mi sospecha: eran idénticos. Un tipo de fantasía tan idéntico lo hacía adivinar. Pero dejemos aparte este detalle y volvamos al tema del amigo invisible. ¿Por qué los niños lo tienen? Y ¿qué indica?
¿Por qué tienen los niños un amigo imaginario?
La figura del amigo invisible (también llamado amigo secreto o imaginario) juega un papel importante en la función de la conciencia. Entre los 2 y 4 años el niño está empezando a distinguir entre el bien y el mal y también entre sus propias conductas buenas o malas. La enseñanza del ‘no’ por tu parte, basada en la constancia y repetición, es un factor importante para ello.
El niño, por ejemplo, sabe que no debe coger tu móvil. Pero en un momento dado, fuera de tu vista, la tentación puede con él y lo coge. Acto seguido se le cae y se estropea. Cuando te das cuenta de lo ocurrido, le preguntas si lo cogió. Te dice «no, ha sido mi amigo invisible, lo cogió ÉL». Sabe que no fue así y que la culpa es suya, pero aún no es capaz de asimilar esta situación.
El amigo imaginario, de momento, es su conciencia externa. Esta personita le ayuda durante esta fase en la que sabe lo que está mal, pero aún no es capaz de controlar sus impulsos. El siguiente paso es que él mismo se responsabilice de sus actos, algo que sucederá indudablemente.
Esta fantasía a veces va muy lejos, como en el caso de los gemelos de Johana; se los llevaban al colegio, los buscaban por la casa, se les asignaban un sitio en la mesa (tres huecos vacíos) y hasta dormían con ellos.
La actitud más recomendable ante estas fantasías es respetarles sin discutírselo, pero dándoles a entender que tú sabes que esto es un juego. Johana, por ejemplo, no fue a buscar al amigo invisible por el colegio ni a mirar dónde estaba su juguete perdido.
En cuanto los niños maduren, los amigos invisibles desaparecerán. Los niños ya no los necesitan. Los gemelos de Johana ya tienen 6 años. Su madre les preguntó recientemente si se acordaban de sus amigos invisibles. Ellos le contestaron que se acordaban de ellos, pero que solo existían en su imaginación y que no eran de verdad.
El fenómeno del amigo invisible demuestra que los niños tienen un poder fantástico para resolver las cosas a su manera y según su madurez. Y nosotros, los adultos, a veces pecamos de no entenderlo como tal y de preocuparnos demasiado.
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Qué curioso, pensaba que era algo de serie americana, que no era real que los niños tuvieran un amigo imaginario… me recuerda siempre a la peli de «El Resplandor» y el niño con su dedito… no lo puedo evitar!!! Pero está bien saber cómo hemos de actuar sin darle importancia pero dejando claro que es un juego. Gracias!
Pero bueno, qué comentario tan siniestro, ¿Nunca has tenido un amigo imaginario? Espero que a mis mellis no les de por eso porque sólo me faltaba tener que ocuparme de otro niño más, imaginario o no!!!
Ja, ja, ja, sí, ya pensé que era siniestro, pero es que es una asociación de ideas mental que no puedo evitar! No, la verdad es que nunca lo tuve. Cuando era pequeña, era muy «mayor», y demasiado consciente de todo lo que me rodeaba… Mi madre se partía de risa conmigo, pero era un poco redicha, pero de forma graciosa. Luego la madrez un día desapareció, y no la volví a encontrar………..