(…viene del post anterior)
Toca cambiar el pañal de mis mellizos antes de ir a comer. Mi hijo chilla y patalea mientras mi hija trepa por el lateral del cambiador intentando robarle los zapatos o cualquier otra cosa que pille. Cambio de niño. Ahora es mi hija la que está sobre el cambiador luchando para incorporarse mientras mi hijo aprovecha que estoy ocupada para intentar volcar la papelera de pañales. Mi perro, adicto a la celulosa, viene corriendo a ver si pilla algo.
Bajo corriendo a calentar la comida y les dejo un momento en el rellano. Mientras voy sacando cosas de la nevera a toda la velocidad oigo el ruido de miles de juguetes cayendo por la escalera, acompañados de risas y balbuceos ininteligibles de alegría. Vuelvo a subir y bajamos todos juntos. Esta vez he tenido la precaución de quitar el cuenco de agua del perro así que mis hijos se van corriendo al baño y observan el váter fascinados (¿Qué tendrá el váter que les gusta tanto?).
Les siento en la trona y mientras les ato se ponen a gritar a la vez. Reparto agua, comida, más agua, más comida e intento picar yo algo también. Diez minutos después yo ya he terminado de comer y les dejo la bandeja llena de comida para escaparme discretamente al baño a tomarme unas natillas (no puedo hacerlo delante de ellos porque si no quieren pasar directamente al postre).
Vuelvo a sentarme y me piden más comida. ¡Ya se han terminado todo lo que dejé! Comen con tal voracidad que tengo que cortar la comida a un ritmo frenético. De repente mi hija se harta de estar sentada y se pone a chillar y a retorcerse. Mi hijo ve el percal y aprovecha para quitarse el babero y tirarlo al suelo. Su hermana le imita y, mientras recojo los baberos, veo de reojo a mi hija pasándole al perro por debajo de la trona parte de su comida (no lo hace porque no tenga más hambre sino porque sabe que me fastidia).
Cuarenta minutos después mis mellizos se han zampado pan, pollo con verduras, un poco de tortilla, jamón, queso, una pieza de fruta, un yogur y una galleta de chocolate (¿Todos los niños comen tanto?). Ya están saciados y tranquilos así que les subo a echar la siesta.
Les meto en la cuna, me siento en la mecedora y espero a que se queden dormidos. Se ponen de pie una y otra vez y yo repito “a dormir” unas 200 veces y les vuelvo a tumbar. Cuando al fin deciden obedecer y permanecer tumbados mi hijo no deja de balbucear y mi hija se retuerce, se tira del pelo, del pijama y hasta se pellizca para evitar quedarse dormida. Mientras tanto aprovecho para navegar un poco por internet hasta que yo misma acabo adormilada de aburrimiento.
Entre quince y cuarenta minutos después llega mi rato de tranquilidad, que suele durar una o dos horas. Recojo la cocina, me preparo un café y aprovecho seguir escribiendo mientras veo un poco la tele. ¡Qué paz! Rezo en silencio para que no se produzca ninguna llamada o visita inoportuna que estropee este momento (como el repartidor del Mercadona que me trajo el otro día la compra del vecino por equivocación y de paso me despertó a los niños).
Después de un buen rato vuelvo a oír el crujido de las cunas. Ya están saltando de una lado a otro completamente cargados de energía y todo vuelve a empezar. Les bajo de la cuna y se ponen a correr como locos hacia todos los lados. Intentan volver a meterse en el baño. Qué mala suerte, sigue lloviendo, así que nos quedamos sin paseo. Odio la maldita lluvia porque ya se lo que me espera. Decido bajarles al salón y en cinco minutos el suelo está completamente repleto de todos esos juguetes que instantes antes estaban minuciosamente ordenados.
Traigo un zumo y un plato de galletas. Mi hijo empieza a beber mientras su hermana tira de la pajita para quitárselo. Les doy una galleta a cada uno pero mi hijo decide que quiere comerse también la de su hermana y se la quita y sale corriendo. Ella me mira impotente y llora. Le doy otra galleta y entonces se va a buscar al perro, le mete su galleta en la boca y se pone a llorar otra vez. Le doy otra galleta y vuelve a hacer exactamente lo mismo. Decido sacar al perro del salón para evitar más conflictos. Mi hija se come sus galletas llorosa porque el perro se ha ido y se queda pegada a la puerta esperando a que vuelva. El perro llora también desde el otro lado de la puerta por motivos menos sentimentales (el olor a comida) así que cedo ante tanta presión y decido abrirle en cuanto mi hija se termina las galletas.
Entre tanto mi hijo está subido en el sofá intentando tirarse de cabeza desde el respaldo. Le regaño y sale corriendo a subirse en una silla para intentar trepar a la mesa de comedor. Le vuelvo a regañar y mi hija pasa por nuestro lado y aprovecha la confusión para robarle el chupete. Se persiguen y forcejean un poco mientras yo aprovecho para sentarme un minuto. Corren alrededor del sofá, lanzan bolas al aire, hacen volteretas en la alfombra y se tiran en plancha sobre el perro. ¡Llevo sentada casi quince minutos!
Observo esperanzada como el perro levanta una oreja al oír un ruido, ¡Han llegado los refuerzos! El tiempo que tarda mi marido en ir al baño y cambiarse de ropa se me hace eterno, y mientras tanto mis hijos gritan porque quieren estar con papá y golpean la puerta para que les deje salir. Mi marido entra en el salón, hablamos un poco mientras los niños le saltan encima y me voy a descansar un rato. A lo lejos oigo el ruido de mis hijos al correr y me recuerda a una estampida de elefantes.
A mi marido le toca darles la cena y el baño, y yo me reincorporo después para darles el pecho antes de dormir. Mientras subo por la escalera están tranquilos y callados pero en cuanto me ven se ponen a gritar, se empujan el uno al otro y me echan los brazos desde la cuna, impacientes, peleándose por ser el primero. Elijo un niño al azar (normalmente el que esté más nervioso) y me voy con él a la mecedora mientras mi marido entretiene al otro. Les tumbamos en la cuna y se repite la misma escena de la siesta. Tratan de resistir hasta que el sueño les acaba venciendo (y muchas veces nos acaba venciendo a nosotros también y nos quedamos todos dormidos).
Hora de sacar al perro. Después cenamos y vemos algo en la tele. Mi marido me dice que se sube a dormir y yo le contesto que iré en un rato, que quiero aprovechar para hacer algunas cosas. Me acomodo en el sofá, cierro los ojos un momento y pienso en todo lo que tengo que hacer. Ahora mismo me pongo, sólo necesito un minuto de relax… Me despierto sobresaltada a las tres de la mañana. ¡Mierda! ¡Me he vuelto a quedar dormida en el sofá!
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Pero qué locura!
Pues si te cuento hoy con el niño malo, y su hermana empeñada en ir a despertarle. Eso sí, de ahí ha salido algo bueno porque cuando mi niño se ha despertado (le he tenido que acostar) mi hija le ha visto y le ha dado un pedazo de abrazo!! Lo que se han echado de menos una hora separados…
Tienes mucha suerte. De poder cuidarlos tu y no trabajar fuera a mi me pasa lo.mismo pero con mellizos de 18 meses, perrito y trabajo fuera disfrutarlo q tienes muchísima suerte bueno ya nos contaras mas cosas
Genial, genial, genial!!! Se te a olvidado comentar como dejan el suelo después de comer ¡Ah no perdón que tu tienes perro! jajaja
Pero de verdad que vaya suerte con todo lo que comen tus hijos, los míos no comen casi nada y tengo que insistir y insistir hasta que consigo que coman medio plato
He de decir a tu favor que con 20 meses es una locura, los míos ahora que tienen 26 van tranquilizandose un poco
Un abrazo supermami
Claro, el suelo queda horrible pero como yo tengo asistenta interna de cuatro patas en dos minutos está otra vez como una patena.
Lo de la comida me tiene asombrada, ¡Que mi hija aún no llega a los 10 kilos! Pero claro si es que no para de moverse, como va a engordar.
¿O sea que en breve se van a tranquilizar? Un poco de descanso no me vendría mal aunque también me lo paso pipa, lo reconozco.
Gracias Ra Antolin, la verdad es que de momento estoy de excedencia. Y creo que me cansaba menos cuando trabajaba! Eso sí, reconozco que me lo paso bomba y muchas veces me uno a las trastadas. Recuerdo una vez que se me intentaron meter en la ducha y acabamos haciendo una guerra de agua en el baño. Saqué a los niños empapados pero como nos lo pasamos ja ja ja
Jajaja, necesito un perro, yo quisiera saber como implementaste ese metodo para domirlos, con mi hija no me cuesta tanto, pero mi hijo he optado por dormirlo frente al televisor!!
El papi llega con el corazón en la boca, pensando que la mami habrá matado a los dos mellis después de todo el día. Para él es como su segundo trabajo, pero con mucho cariño de por medio. Se quita el traje y se pone ese chandal que tanto odia su mujer y se dirige a ella dándole el relevo. En el jardín un niño llora porque no llega a una pelota y una niña le tira de la pernera del pantalón señalando el columpio. Uno de los dos tendrá que seguir llorando. Después se ponen a correr por el jardín y tratan de jugar siempre con la misma pelota o con el mismo corre pasillos por lo que la niña acaba llorando mientras me mira y señala a su hermano.
Llega la hora de la cena. Entramos a casa y el perro aprovecha para pasar el primero arrollando al que se ponga por delante. El niño decide quedarse en el salón pidiendo que le ponga Mickey Mouse, y la niña sale corriendo detrás del perro hacia la cocina y yo también pero para evitar que se meta en el cuenco del agua del perro. Llego justo a tiempo y la meto en la trona. Cuando llego al salón el niño ha decidido subir a las habitaciones y le pillo en la mitad. Le bajo y le pongo en la trona. La niña ya esta gritando porque tiene sed a lo que se une el hermano. Una vez que se han bebido vaso y medio gritan de nuevo porque quieren comer. Caliento la comida y se la doy, no sin que mi hija proceda a quitar la cara o escupir lo que le doy. A esto, el niño esta llorando porque en el canal de dibus no hay Mickey Mouse.
Al final les subo a la habitación y tras jugar-pegarse 30 minutos llega la hora del baño. Según el estado de animo baño primero a uno u a otro. Les quito la ropa y el pañal mientras que el otro trastea con la papelera de los pañales o trata de subirse al cambiador. Ya en la bañera tengo que cerrar el baño porque el que estar sin bañarse tiende a subirse al bateria y de ahí a la bañera con ropa…
Por fin están los dos bañados, áhora lloran porque tienen sed y se beben 3 vasos de agua, cada vez que voy a rellenarlo los dos chillan. Se van tranquilizando y mientras juegan a pasar de una cuna a otra y cuando llega su madre se ponen a gritar para ser el primero en tomar teta. Una vez en la cuna les intento dormir pero michos días me duermo yo antes, jajaja.
Y esta es la parte que falta del post.
Saludos mellizudos.
Mi vida es algo parecida pero compartida con el papa, tenemos la suerte de estar los dos en casa…mis mellizos tienen 22 meses y reconozco que son menos trastos que lo que cuentas de los tuyos Jajaja .eso si lo de dormir por las nohes si resulta complicado desde que nacieron…han decidido que llevamos mucho casados y es hora de separarnos..dormimos cada uno uno con un niño, después de probar de todo. Y lo que no se es como lo haremos cuando a primeros de mayo llegue la hermanita!! Esto va a ser un caos ya! 🙂 un saludo
Me encanto este post, bueno, las dos partes del post, he reído mucho, por como lo cuentas y porque me pasan muchas cosas parecidas, la diferencia es que yo trabajo, pero los fines de semana o las vacaciones las paso como mujer orquesta, lo quemas miedo me da es que se caigan y se partan la cabeza…. El otro día me paso que las deje durmiendo la siesta, las tres bien dormidas y yo tratando de hacer el menor ruido posible para que duerman las dos horas, me bajaba a la cocina el monitor para escuchar cuando despertaran mala suerte me vengo a caer por la escalera! Claro con el ruido se me despertaron y yo con todo y dolor tuve que subir a atenderlas…. Cosas que pasan en el diario vivir…
La foto de los dos metidos en el wáter es impagable 🙂
No bueno! Lo que pasamos las multimamis! Los míos tienen un año pero aún así pasamos casi lo mismo, igual cuando llega mi esposo de trabajar se me hace eterno su cambio de ropa y lo de quedarse dormida en el sillón también pasa y en mi caso somos los dos los que nos quedamos dormidos hasta la madrugada en el sillón jajajajaja…
Excelentes las 2 partes del blog, con los mios de 19 meses es similar, aunque los tuyos vaya que tienen pila recargada, la foto del vater genial.
Bien por el papá que te ayuda, el de mis hijos llega a la hora de dormir y ya no se encarga de nada, no me quejo xq mi madre me ayuda, pero eso ya casi se acaba ya que me mudo en un par de meses, ya les contare. Saludos