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Portada » El rincón de Coks Feenstra » Educar gemelos: Ayúdales a encontrar su «yo»

Educar gemelos es esencialmente diferente a educar hijos de distintas edades. Solamente pensando en el desarrollo de la propia identidad, el “yo”, se ven claramente estas diferencias. 


Educar gemelos presenta, para los padres, una serie de retos específicos, entre los que destaca la importancia de ayudarles a encontrar su propio «yo».

Sabemos ya todos –la individualidad de los gemelos es un tema del que hablo a menudo- que los gemelos idénticos, al contrario que los hijos no gemelos, tienen una doble identidad: la de «nosotros» y la del “yo”. La de nosotros se construye por sí sola y la ayuda de los padres, en general,  no es necesaria. Pero en cuanto a la del “yo”, el asunto es algo distinto.

Más que cualquier otro factor, son los padres los que determinan cómo se ven sus hijos gemelos a sí mismos y cómo son vistos por los demás. Es la forma de educar a los gemelos por parte de los padres la que tiene la mayor influencia sobre esta cuestión.

Por tanto, toda la polémica acerca de separar a los gemelos al inicio del colegio es inútil porque no es esa decisión la que es determinante. Es la forma de educar la que determina si los gemelos se desarrollan y se sienten como personas individuales o no.

En concreto, depende de si los padres ven a sus gemelos como dos personas únicas, cada uno de una manera, o como un dúo, que se parece en el físico y el carácter.

Educando gemelos, ayúdales a encontrar su propia identidad

Recientemente hablé con un padre de gemelas idénticas, de 6 años. Me contó que cuando les hablaba, siempre utilizaba el pronombre “vosotras”. “¿Qué tal vuestro día en el colegio?” “¿Qué hicisteis?  “¿Dónde está vuestra madre?”. 

Tampoco hacía muchas actividades con cada una individualmente, siempre se las llevaba a las dos.  A mí, en este momento, me saltaron todas las alarmas. Sé que esto no es bueno, ya que a las niñas les faltará sin duda un vínculo especial con su papá.

El padre me confirmaba esa suposición al explicarme que las veía tan autosuficientes que le daban la impresión no necesitarle mucho; tenían suficiente la una con la otra. 

Pero esta es una equivocación: Todos los hijos, sean gemelos o no, necesitan un lazo único con el padre y la madre. Lo necesitan para desarrollarse equilibradamente y para descubrir quiénes son.

Además les hace sentirse importantes para sus papás. Su existencia hace la diferencia. Así que le insistí que les llamara más por su nombre e hiciera cosas con cada una. Pero no percibí que entendiera mi mensaje. 

El padre para las hijas es una persona muy importante; es su primer gran amor hacia alguien del otro sexo. Su relación con él forma la base para las relaciones sentimentales de la hija como adulta. La niña aprende de él cómo estar a gusto, tener confianza en los hombres, ser ella misma.

Depende de esta relación si puede contarle sus dificultades y secretos. Y además, según los estudios, es el padre el que ayuda a la hija a la hora de tener una buena autoestima y auto-confianza. 


Pero volvamos al tema del educar a los gemelos en el descubrimiento del propio “yo”, que es nuestro tema de hoy.

A veces las preferencias de los hijos gemelos son distintas, lo cual les ayuda a encontrar su identidad (por tanto, también lo son sus caracteres).

Susana y María, mellizas, viven con sus padres y un hermano mayor en una granja. A Susana le encanta ayudar a su padre y sube con él al tractor. Es su gran ‘ayudante’. A la hermana le gusta más hacer galletas y tartas con la mamá y pasa horas con ella en la cocina. Es el pinche de cocina de mamá.

Esta situación sin duda ayuda en el desarrollo de la identidad de cada una. Lo único importante ahora es que las preferencias sean vistas como igualmente importantes y que no haya una a la que se dé mayor importancia. En este caso, una de las dos se sentiría menos valorada, una sensación que en los gemelos puede durar una vida entera.

Pero según deduzco de su testimonio, esto no ocurre. Se valora por igual el trabajo del papá y el de la mamá.

A otros gemelos les gusta hacer lo mismo y comparten sus preferencias. En este caso recae a los padres la difícil tarea de decidir como educar a los gemelos; si deben intervenir o permitir que continúe la feliz armonía. En este también influye la edad de los niños. Un ejemplo es lo que me cuenta una madre de gemelas idénticas:

“Nuestras hijas gemelas, 10 años, son muy unidas y pasan mucho tiempo juntas. Así que mi marido y yo les propusimos salir cada una un fin de semana. Yo me iría con Ania a una tía muy querida que tiene 3 hijos, más o menos de su edad. Y el papá iría con Paula a casa de sus padres para que pasaran un fin de semana con ellos y también algunos otros tíos por parte del papá.

Las dos estaban indignadas y nos advertían que irían a escribirse todo el tiempo con sus móviles. Dejamos pasar un poco el tiempo sin hablar del tema, pero al final, llegado el fin de semana, lo llevamos a la práctica. Les prometimos que por la noche podían llamarse. Esto rompió un poco el rechazo a nuestro plan. Y ¡fue un éxito!

Desde el primer momento a cada una le gustó mucho tener toda la atención y luego también el hecho de que la conocieran sin equivocarse. Como me dijo la hija que estuvo conmigo: ‘mamá, todo el tiempo yo fui Ania y no Paula’. No se echaron tanto de menos como habían pensado. Nos dijeron que lo repitiéramos al año próximo. Por cierto, a los familiares también les gustó porque podían intimar más con cada una, había más contacto y las han conocido mejor”. 

Madre de gemelas idénticas
Coks Feenstra, psicologa infantil, lleva desde el año 1995 investigando el mundo de los múltiples.En 1999 publicó el Gran Libro de los Gemelos. También colabora otras publicaciones como Psychologies o Crecer Feliz.

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