Esto se venía afirmando acerca de los gemelos desde 1920. El cociente intelectual (CI) es lo que mide la inteligencia de una persona. Si el cociente intelectual para el niño normalmente se sitúa en el punto 100, para los gemelos la puntuación media sería de 95 según esta corriente de opinión.

¿Qué hay de verdad sobre este tema? Y, si realmente es así, ¿Cuáles son los factores que influyen en ello?

En estudios realizados en Escocia sobre gemelos nacidos entre 1921 y 1950, se puso de relieve que sacaban un cociente intelectual de 4 a 5 puntos más bajo que el grupo de los no-gemelos. Los niños estudiados tenían 11 años. Otro estudio, realizado en Aberdeen, también Escocia, encontró la misma diferencia en puntuación en gemelos de 7 y 9 años, comparado con el CI de hermanos de la misma familia que no eran gemelos.

Así que durante décadas se asumió que los gemelos tenían una inteligencia algo menor que la de un no-gemelo. Se pensaba, además, que esta diferencia se debía al menor peso al nacer.

Sin embargo, una exhaustiva investigación realizada por Kaare Christensen, del Institute of Health Services de la Universidad del Sur de Dinamarca, Odense, realizado en 2006 arroja… ¡Datos completamente distintos! Lo podéis leer aquí.

En este caso se recogieron los resultados de una amplia batería de tests que hacen allí los alumnos a sus 16 años, como una especie de selectividad (la media de las puntuaciones en su total equivale al CI del alumno). Christensen comparó los resultados de los que eran gemelos y de los que no lo eran y no encontró las mismas diferencias en los CI de los dos grupos, como los estudios anteriores.

Quizás tenga que ver con la edad, ya que el grupo estudiado fueron adolescentes y no alumnos de Primaria. Esto también coincide con un estudio holandés de gemelos adultos que no encontraba diferencias en el CI de gemelos comparado con el de los no-gemelos de una misma familia.

Por tanto es posible que existan diferencias en las capacidades intelectuales y el rendimiento escolar entre ambos grupos a los 11 años, pero no a los 16 años. La investigación de Christensen está tan bien hecha y es tan exhaustiva que nos permite desterrar la idea de que los gemelos rindan menos en el colegio que los no-gemelos.

Christensen también midió el efecto del peso al nacer en las capacidades intelectuales, porque era aquello a lo que se achacaba el menor rendimiento de los gemelos. Por tanto es importante saber si existe tal relación.

Su conclusión es que el peso al nacer tiene poco efecto en el rendimiento escolar, con excepción de niños – gemelos o no – que nacen con muy bajo peso, los grandes prematuros (o pesos por debajo de los 1.500 gramos).

Esto significa que una minoría de gemelos –entre ellos los de muy bajo peso al nacer- tienen problemas físicos y cognitivos, mientras la mayoría de los gemelos tienen un rendimiento intelectual igual al del grupo de no gemelos.

Christensen también destacó otro punto a tener en cuenta: un peso de 2.500 gramos es bajo para el niño que nace solo y puede acarrear algún déficit en las capacidades intelectuales, mientras este mismo peso para un niño gemelo es lo adecuado y no trae consigo una merma en las  capacidades intelectuales. Por tanto, el peso de los gemelos hay que compararlo con el de su grupo y no con el del grupo de los no-gemelos. Es sabido que el convivir en el útero les causa un estrés positivo por lo que al nacer están mejor dotados para enfrentarse a la vida.

¿Cuál puede ser la explicación de que los resultados de la investigación de Christensen no coincidan con los del siglo anterior? Él mismo piensa que la mejora en los cuidados ginecológicos y neonatológicos tienen que ver con este resultado.

De todos modos, este investigador no es el primero en que pone en duda la suposición de que los gemelos tengan un CI más bajo. La psicóloga Helen Koch, de los EE.UU., en los años ’60, ya matizaba este dato. Ella  midió el rendimiento de ambos grupos, de 6 a 7 años, en varias áreas: lenguaje, percepción, matemáticas, motricidad y orientación espacial. Descubrió que los gemelos sacaban mejores puntuaciones en el área espacial,  puntuaciones menores en el área verbal y notas iguales en las demás asignaturas.

Sobre esta última faceta –el desarrollo lingüístico- os hablaré la siguiente semana.

¡Que disfrutéis del verano!

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