En ocasiones hemos tratado en este blog las dificultades que conlleva a veces ser hermano de gemelos, mellizos o trillizos, especialmente cuando estos forman un equipo tan unido y cerrado que deja apartados a otro/s hermano/s.
Hoy conoceremos la historia de Teresa, de 24 años, que nos cuenta cómo vive ella el hecho de ser la hermana mayor de unas trillizas de 14 años:
«Cuando tenía 10 años, nacieron mis hermanas trillizas. Me encantaba la idea. Me gustaban los bebés y de repente tenía tres en casa.
Me esforzaba mucho en ayudar a mi madre porque veía lo mucho que la absorbían. Eran muy pequeñas y lloraban bastante.
El cambio para mí fue grande. Pasé de ser el centro de atención a tener que compartir a mis padres con ellas. Mi abuela materna se dio cuenta de la situación y me llevaba mucho con ella a su casa. Así que tampoco tengo malos recuerdos a estos primeros meses.
[perfectpullquote align=»left» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Ellas siempre estaban juntas, y yo sola por otro lado. Le decía a mis padres que me faltaba una hermana gemela.[/perfectpullquote]
Pero luego sí ocurrían cosas que me dolían. Ellas siempre estaban juntas. Lo aprendieron todo juntas; sus primeros pasos, palabras y entrar en la guarde.
Recuerdo haberles dicho a mis padres que a mí me faltaba una hermana gemela. Y luego, me di cuenta que algunos compañeros de clase querían venir a mi casa, pero no para estar conmigo como pensaba, sino para ver a las trillizas.
Pronto aprendí a quedar solamente con mis verdaderas amigas. También aprendí que mi familia siempre era el centro de una atención, algo que no era nada agradable y a veces incluso poco respetuoso. Salir con mi madre y el carro triple causaba un gran revuelo. No me gustaba nada.
Mis padres hacían todo lo posible para que no me sintiera apartada. Los viernes yo podía quedarme despierta más tiempo y cenábamos pizza. De esto guardo un muy buen recuerdo. Y mi padre de vez en cuando me llevaba al cine.
Pero aún así me he criado casi sola. Es que no tengo realmente una relación de hermana con las trillizas. Ellas siempre han estado muy unidas entre sí y lo siguen estando. Pienso que en esto influye mucho el hecho de que sean idénticas.
[perfectpullquote align=»right» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Me gustaría poder formar un verdadero vínculo de hermana con ellas, pero para ello tendría que relacionarme de forma individual con cada una.[/perfectpullquote]
He leído muchas historias de gemelas idénticas, muy unidas. Pues ellas igual, pero entre las tres. La unión entre ellas es algo increíble. Mi madre a veces las oía hablar en sus sueños y se contestaban, como si sonaran lo mismo. Se entienden sin palabras y se buscan siempre.
Podían jugar horas seguidas sin roces y sin que se dieran cuenta de mi presencia. A veces me juntaba y me incluían un rato, pero sin darse cuenta seguían sus ocurrencias y risas que solo ellas entienden y me sentí sola. No formaba parte de este trío.
Quizás en todo esto también influyó la diferencia de edad.
Hubo un periodo en el que me admiraban. Esto era cuando yo tenía unos 18 años y ellas 8. Se fijaban cómo me vestía para salir y me pidieron que les maquillara y que les enseñara a ellas a maquillarse. Esta etapa fue bonita, quizás la mejor época. En aquel tiempo sí me sentía la hermana mayor, su gran heroína.
Las trillizas querían ser como yo y me pedían que les guardara mi ropa para cuando ellas fueran mayores. Luego reñían sobre quién iba a ser la dueña de las diferentes prendas que cada una ya se había adjudicado en su fantasía. Pero bueno, al final siempre se ponían de acuerdo, ya que entre ellas hay poca rivalidad. Lo comparten todo, hasta los novios que van entrando en sus vidas. Claro, tienen la misma pandilla y se encuentran con los mismos chicos.
El otro día me pasó algo curioso. Estaba en casa de mi amiga que viene de una familia de cuatro hijos, todos muy seguidos en edad. Disfrutaba del ambiente que reinaba, de las bromas que se hacían entre ellos, de la complicidad. Le dije a ella que me parecía que debía ser muy bonito crecer con hermanos y me contestó sorprendida: ‘Pero sí tú tienes tres hermanas’.
En ese momento me di cuenta de que yo no lo vivo así, me siento más una hija única. Somos dos grupitos; yo sola y ellas tres juntas. Me fui de casa a los 18 años para estudiar en una universidad que está a 300 km de mi casa.
[perfectpullquote align=»left» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Ellas juntas son totalmente autosuficientes, pero de una en una son muy tímidas y les cuesta mucho estar separadas.[/perfectpullquote]
Y ellas son, y siempre han sido, muy autosuficientes. No necesitan nadie más. Siempre están juntas y hacen sus actividades juntas. Las tres juegan a baloncesto, les encanta el senderismo, comparten su habitación, la mesa de los deberes…etc.
Esto a veces me preocupa, porque se comen el mundo estando juntas, pero cada una por separado son muy tímidas. Me temo que van a tener problemas cuando crezcan y tengan que separarse.
Les he invitado muchas veces a que me visiten en vacaciones, pero de una en una. Y no lo hacen. Quieren venir las tres juntas. Pero ya sé lo que implicaría, lo pasarían muy bien ellas tres y yo me sentiría apartada. No lo perciben ellas, pero es así.
Lo he comentadocon la mayor, con la que más confianza tengo. Y me ha dicho que lo entiende y lo reconoce. Ella quiere soltarse un poco de las otras dos. Si insisto un poco más, quizás consiga que venga a verme. Lo voy a hacer, porque me hace mucha ilusión y creo que será una buena ocasión para hablar más con ella y realmente conocerla mejor. O, mejor dicho, que ella me conozca más a mí. Quizás aún pueda forjar una relación de hermana. ¡Ojalá!»
Como podéis ver, a veces más de tres es multitud. La unión de tres hermanas trillizas idénticas es grande y arrolladora, lo cual explica la vivencia de Teresa. A ello se añade la gran diferencia de edad.
Las cuatro niñas siempre han vivido en fases distintas. El inicio de la infancia de las trillizas coincidió con el principio de la adolescencia de la mayor. Las trillizas que conocen el mundo sobre todo desde su unidad, necesitan efectivamente vivir experiencias individuales. Las trillizas necesitan apoyo y estimulo por parte de los padres para emprender actividades individuales, ya que el peligro al que apunta Teresa de que solo juntas se sientan autónomas y seguras, es muy real.
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