«Te cuento que tengo mellizas de dos años y están impresionantemente grandes.

La verdad es que todo este tiempo se me ha ido como agua entre los dedos. Nunca he tenido problemas con la comida, con el baño o con la dormida. Creo nos aplicamos muy bien mi esposo y yo desde un principio y ahora disfrutamos mucho de estas ventajas.

Pero ahora tengo dificultades porque pelean mucho, ¡Y también me pegan a mí! ¡Ya no sé qué hacer!» Marcela

Hola Marcela:

Tus mellizas están en una edad en la que todavía se expresan mediante su lenguaje corporal. Es lógico, ya que no disponen de palabras para expresar sus necesidades, deseos y emociones. Cuando están enfadadas, se pegan entre ellas o, si estás cerca, a tí.

Aunque sea comprensible no debes tolerarlo, ya que a ellas mismas les causará una sensación de culpabilidad y malestar. Diles claramente que no se pegue ni a la hermana ni a los papás, pero sí a una pared, a un cojín o una pelota tipo boxeo.

Enséñaselo tú misma y ellas te imitarán. Están en la edad en la que aprenden principalmente por imitación. Por tanto, es tan contraproducente permitir este comportamiento como darles un azote a ellas (aparte de su efecto traumático y perjudicial), ya que esto sólo les enseña a pegar.

Procura tener siempre cerca de ellas algún objeto al que puedan pegar, como un cojín. Ellas mismas irán hacia éste para descargar su enfado.

Asimismo, es bueno que les des palabras para sus emociones, como una frase: ‘Veo que estás muy enfadada. Lo entiendo. Díselo al cojín‘. Así aprenden que sus emociones no son malas, sólo es mala la manera en la que las expresan. Todas las emociones humanas son en sí legítimas, pero tenemos que saber encauzarlas.

Con el tiempo tus mellizas estarán cada vez más capacitadas para decir cosas, como ‘ahora yo‘, ‘¿Me lo dejas?‘, ‘Espera un poquito‘… etc. Tú misma puedes enseñarles este tipo de frases cuando estén enzarzadas en una pelea por un objeto que quieran tener las dos.

No es un proceso rápido ni fácil y requiere mucha paciencia por parte de los padres (educadores, profesores). Lo bueno es que en unos años más ellas sabrán jugar juntas sin problemas, con alguna pelea aislada. Y además aprenderán a jugar de modo armonioso mucho antes que otros hermanos gracias a su práctica día tras día.

Un saludo muy cordial,

Coks Feenstra

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