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Hace un tiempo estuvimos hablando en el foro acerca de los miedos durante el embarazo. Y es que la maternidad y el miedo son dos sentimientos intrínsecamente unidos entre sí. El diccionario define la maternidad como la “condición de madre” pero ser madre es mucho más que eso, entre otras cosas, ser madre el arte de aprender a convivir con el miedo.
Porque una vez que eres madre ya no dejas de sentir miedo nunca más. Y ese miedo ni siquiera tiene la deferencia de esperar hasta que se produzca el parto, no, es un miedo que comienza desde el mismo momento en que el test de embarazo marca el positivo y ya no te abandona nunca más. Ese miedo te acompañará durante todo el embarazo y se asomará tímidamente antes de cada ecografía.
Estoy segura de que todos los que son padres saben a qué me refiero. Es ese miedo que te hace despertarte varias veces cada noche sólo para comprobar que tu bebé sigue respirando. Ese miedo que te hace estremecer cuando ves en el telediario alguna mala noticia relacionada con un niño. Ese miedo que te hace temblar cuando dejas a tu hijo al cuidado de otra persona por primera vez.
Antes de ser madre casi nunca tenía miedo. Pero reconozco que en el embarazo pasé mucho miedo. Durante los primeros meses tuve un hematoma en la placenta y no dejaba de sangrar. Cada vez que veía la ropa manchada me aterrorizaba pensar que sería testigo, una vez más, de cómo la vida se escurría entre mis piernas sin poder hacer nada para evitarlo. Y por fin dejé de sangrar y el miedo me dio una tregua. Pero sólo duró un mes porque los médicos empezaron a preocuparse por la gran diferencia de tamaño entre mi hijo y mi hija. Y entonces volvió el miedo.
Me despertaba cada mañana con miedo a que su corazón se hubiera parado a traición mientras yo dormía, y contenía la respiración buscando su latido con el doppler fetal, como si el hecho de renunciar temporalmente a respirar sirviera para traspasarle mis fuerzas a ella. Me aterrorizaba que empeorase su estado y tuviera que elegir cual de mis dos hijos podría seguir viviendo, tal y como me advirtió el médico que podría ocurrir. Y también tenía pánico a que un parto prematuro rompiera en pedazos mi sueño por partida doble.
La primera vez que vi a mis mellizos después del parto lo primero que sentí fue también miedo; miedo a que su salud empeorase, miedo a no saber cogerles en brazos correctamente, miedo a oírles llorar y no saber calmarles, miedo a no saber organizarme bien con dos bebés y, en general, mucho miedo a no estar a la altura del doble milagro con el que había sido agraciada.
Creo que hay miedos que compartimos casi todas las madres, como el miedo a no ser una buena madre, el miedo a que te ocurra algo y dejar a tus hijos solos o el miedo a no saber educarles correctamente. Pero yo también tengo mis propios miedos. Como ya dije una vez en otro post, el día que fui madre perdí definitivamente el miedo a amar demasiado y empecé a temer no saber demostrarlo lo suficiente. Y también me da miedo pensar en el día que descubran que soy imperfecta y ello haga que me quieran menos. No me da miedo, en cambio, que la vida les haga sufrir pero espero que el día que eso ocurra aprendan algo de ello.
Como madre de mellizos prematuros también tengo otros miedos, sobre todo referidos al desarrollo de mi hija. No puedo evitar analizar con lupa que cada pequeño avance o retroceso en busca de posibles secuelas de la prematuridad. Tengo miedo de que su estancia en la incubadora y el sentirse abandonada durante las primeras semanas de su vida le haya marcado para siempre de alguna forma. Y como madre múltiple me da miedo no ser equitativa, no saber repartir mi tiempo entre ambos adecuadamente y que uno de ellos se sienta menos querido que el otro.
Pero después de quince meses he aprendido que la única forma de ser madre es aprender a convivir con ese miedo, pues ya nunca más sabrás lo que es vivir sin él. Porque el amor y el miedo a herir o perder lo que más quieres en este mundo no son más que las dos caras de la misma moneda.
Y tú, ¿A qué tienes miedo?
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Madre mía!!!! Pero q razón tienes!!!
Yo lo sufro desde q vi las dos rayas en el test d embarazo. Vas cambiando los motivos, pero el miedo siempre està. Como bien dices, aprendes a convivir con el. Los minutos antes d q t pongan el ecógrafo, hacerlo bien en el parto, luego, levantarme d repente x la noche sólo para escuchar la respiración, y ahora con los 4, si estaré a la altura, si s sienten desatendidos, si notan si quiero más a alguno d ellos… La verdad es q sí q cada vez q escucho noticias malas q tienen q ver con niños, s m hace un nudo y m quedo sin palabras. Este año, en las fiestas d mi ciudad lo pasé bastante mal. Con tanta gente y yo con 4!!!!! La verdad es q en los caballitos pasé un rato bastante agobiante…
También he dejado d ver algunas series, xq desde q soy madre, lo paso muy mal!!!
Ja ja!!!
Uff, yo pasé un embarazo horroroso y a partir de la semana 28 me estuvieron haciendo dos ecografías semanales y me tenía que ir con la bolsita y todo porque si los problemas de la niña se agravaban me harían una cesárea de urgencia. No veas la de vueltas que dio la puñetera maleta. Y lo mal que lo pasaba, siempre pendiente de cuantos gramos había cogido la niña.
Tiene que ser durrillo tener cuatro peques pero en el fondo te envidio porque son los que quiero tener yo (ahora sólo me falta convencer a mi marido je je). Te imagino en la feria en plan maestra de escuela saliendo de excursión con los alumnos je je
Yo en cambio no dejo de ver series sin parar, quien sabe cuando volveré a ir al cine con lo que me gustaba. Aunque ahora me gustan más los besos babosos de mis cachorritos. Quien me ha visto y quien me ve…
Ay, parece uqe me hubieras leído la mente, o hayas abierto de par en par mi alma… llevo tiempo dándole vueltas al asunto… aunque no sabía cómo expresarlo. Y parece que hubieras encontrado las palabras para mí.
Al principio tenía miedo a no quedarme embarazada, a ir encadenando intentos y no lograrlo nunca… luego, a que las tres salieran adelante, a la cesárea, a estar a la altura con la UCIN, a poder alimentarlas con leche materna… después llegaron los miedos de ser o no buena madre, lo suficientemente organizada, trabajadora, madura, cariñosa, divertida… pero el que más sufro, el que no controlo, es el miedo a que me pierdan, o el miedo a perderlas. A veces me descubro por la noche pensando qué pasaría si me pasara algo, todo lo que me perdería, cuántas veces que me necesitaran no estaría allí. Y qué pasaría si alguna me faltara. No puedo soportarlo, ni si quiera en pensamientos. De hecho, hace ya tiempo que abordé una parte de esto, la parte de ver cosas en la tele que tengan que ver con niños, y simplemente, no puedo.
Siempre suelo decir que las quiero tanto que casi me duele, supongo que este sentimiento nos acompañará el resto de la vida. Un post maravilloso, me ha encantado,
No comparto tu miedo a no ser lo suficientemente organizada, ¡Pero si eres una de las madres más organizadas que conozco!
Yo en cambio tengo mucho más miedo a que me falten ellos, se que ellos podrían sobrevivir sin mí pero yo sin ellos…lo dudo. A mi me obsesiona mucho más el tema de ser equitativa, siempre me estoy comiendo la cabeza con eso.
Pero creo que el miedo que hemos pasado hasta ahora no va a ser nada comparado con el miedo que vamos a pasar cuando nuestras hijas sean adolescentes 🙂 ¡Eso si va a ser para echarse a temblar!
No sabes como te entiendo. Estando embarazada de 2 o 3 meses (apenas hay barriga) me despertaba con el vientre tan plano que pensaba que tal vez había abortado y al levantar la sábana me iba a encontrar el feto sobre la cama, cual película de terror, así que puedes hacerte una idea de lo dramática que soy ( o mi subconsciente).
He tenido pesadillas en las que el Ratón se me escapaba de las manos por el balcón. Me costó meses dormir varias horas seguidas porque tenía que oírla respirar ( la muerte súbita me daba pánico) y además lo hacía con la luz encendida, ¿y la primera vez que la dejé al cuidado de mi santa madre, que me ha criado como Dios? Buah, que traicionera es la mente…
Gracias a Dios he «superado» algunos, no vivo con ese sin vivir constante, y son otros los que aparecen, porque como bien dices, el miedo nace de amar demasiado.
¡Un besazo!
Oh, yo también tenía pesadillas de esas, te entiendo perfectamente. Recuerdo una vez que soñé que estaba sangrando e iba al médico, y la consulta estaba en un edificio con un montón de puertas, y yo no sabía cual era la puerta del médico e iba probando una a una pero no lo encontraba y cada vez sangraba más… Y otra vez soñé que mi hija nacía con el tamaño de una gamba y cuando la cogí en brazos se me partió y la enfermera me decía que la había matado 🙁 Digamos que me pasé medio embarazo con insomnio y otro medio con pesadillas.
Yo sigo teniendo mis paranoias pero desde que nacieron vivo mucho más tranquila. Al menos ahora tengo la seguridad de que a ambos les late el corazón y puedo ver que respiran, lo cual es un gran avance.
¡Que consuelo saber que las hay tan dramáticas como yo! Jjajajaajaja
Me siento completamente identificada, parece que saliese de mi cabeza :S Los miedos los sentí días antes de que el predictor me dijese que estaba embarazada, simplemente lo intuí…y la sensación fue como si una ola me arrastrase desde la orilla hacia adentro.
Felicidades, creo que has sabido mostrar algo que, si no todos, una parte importante de los padres sentimos.
Gracias por comentar. Si, estoy convencida de que todos los padres tenemos miedo y lo seguiremos teniendo siempre. Y es que ¡Siempre serán nuestros bebés, aunque tengan 50 años!
Que preciosidad de post! me identifico totalmente en todas las fases del miedo, mi mayor miedo era no lograr ser madre con lo que lo deseaba…lo recuerdo como la etapa mas dura de toda mi vida, y de repente…lego el positivo y con e cl la felicidad, pero el miedo volvio a aparecer en forma de hematoma como en tu caso, me dio una tregua de unos meses que me permitieron disfrutar mucho del embarazo y ser muy feliz, pero volvieron los problemas, el reposo, la cesarea….miedo infinito!
La primera vez que los toque y los puse en mi regazo las manos me temblaban ¿seria capaz de sacar adelante a mis niños tan chiquitines? en ese momento un sentimiento de fuerza extrema inundó mi ser y me di cuenta de que el amor esta por encima del miedo y es capaz de derrotarlo en cada batalla.
A dia de hoy mis miedos son muy diferentes, no se si estaré haciendolo bien, si seran conscientes de lo que su madre los quiere….seguro que algun dia lo entenderan, el milagro de la vida les enseñara a ellos la misma leccion que yo estoy aprendiendo
Ay, el miedo a no lograr ser madre, qué me vas a contar a mí. Yo también lo pasé fatal en esos tres años oscuros que me tiré intentando ser mamá, y esos tres embarazos malogrados que tuve. ¡Cuanta frustración y cuanta incertidumbre!
Yo a la cesárea en si no tenía miedo pero si a como nacería mi hija. Recuerdo que primero me sacaron a mi hijo, llorando como un loco, y luego a mi hija, y se hizo el silencio. Yo no hacía más que preguntar si había nacido viva porque no lloraba, me decían que sí pero no me lo creía y la neonatóloga me la trajo y me dijo tranquila, ¡Es que está dormida!
Yo tampoco se si lo estaré haciendo bien, sólo quiero que sepan que lo hago lo mejor que puedo y, sobre todo, que cada día intento hacerlo un poquito mejor.
Qué sentimiento este del miedo, que si bien en la madre (o futura madre) se lleva de otra forma, creo que acompaña a la pareja de padres a lo largo de toda la vida del bebe (nato y no nato).
En mi caso el miedo estuvo presente en ambos embarazos, con el mayor tuvimos la desagradable noticia de que un familiar muy próximo perdía a su bebé por romperse la placenta y sin enterarse el día que salía de cuentas, nosotros con un bebe de camino imagina, cualquier eco, movimiento, etc se controlaba para que no nos pasara lo mismo que a ella, tal fue el punto que el parto fue «medio» programado.
Con la segunda el miedo venía de un aborto anterior y de unas ecos iniciales nada positivas, no crecía bien, algo que se alargó hasta el final del parto, con un par de eco doppler de por medio para ver si estaba todo bien; al final la peque nació bien, parto natural y sin puntos (también es verdad que nació pequeñita)y sin incubadora.
Ahora los miedos son otros, evolucionas como padre, con el mayor todo es un mundo, precauciones que con el segundo relajas, aunque si que hay otros que están ahí y seguiran y nuevos que vendrán (amistades, pubertad)
Yo sólo espero que cuando vuelvan la mirada para atrás sepan valorar todo aquello que como padres hemos hecho por ellos, lidiando con el miedo.
Yo no se si valorarán en el futuro todo lo que hacemos por ellos, supongo que tendremos que esperar a que ellos sean padres también para que entiendan del todo lo que supone.
Parece que todas las embarazadas (y los futuros padres) pasamos miedo, creo que al final el embarazo no es esa época tan plácida y maravillosa como nos quieren hacer creer sino una etapa de miedos e inseguridades que nos sirve para prepararnos mental y emocionalmente para esa enorme y maravillosa tarea que se nos viene encima.
En cuanto a los miedos futuros, yo tengo miedo a la adolescencia de mi hija porque la mía fue muy chunga ja ja ja
He tenido y tengo demasiados miedos como para ponerlos todos aquí…da juego para un post jejeje es posible que cuando lo haga te mencione como inspiración. Un beso
Mira, al final he hecho el post, por si lo quieres leer…no cabe en un comentario. Gracias por sacar este tema. http://wp.me/p2wsVG-4Y
Ya lo leí y me encantó, y como te conté muchos de esos miedos que tienes los pasé yo pero en mi caso fueron reales y al fin uno saca fuerzas para enfrentarse a todo y luchar contra la adversidad. No hay impulso más poderoso que el deseo de tener un hijo, de pronto todos los obstáculos quedan en un segundo plano y concentras todas tus fuerzas en seguir adelante.
los miedos son inevitables, ahora que mis hijos son más altos que yo, los miedos cambian, pero nada más.
Creo que los miedos de los padres son una especie de mecanismo biológico para garantizar la continuidad de la especie, y mientras estén a un nivel razonable, probablemente nos ayuden a hacerlo mejor y nos recuerdan constantemente cuanto queremos a nuestros hijos.
Ay, bonita, me has hecho llorar !!
Recuerdo los miedos del primer embarazo, estará bien, sabré hacerlo ?? Pero misteriosamente no los tuve en el segundo, pensé que cabía la posibilidad de que algo fallara, pero mis ganas de querer a mi hija me hacían pensar que si tenía algún problema de salud no me iba a importar.
a no saber qué hacer si lloran, si no comen…
Y fijate ahora, con 17 y 13 años, que empiezan a salir y tienen amigos a los que no conozco…
La suerte es que tengo un Pablo y una María que no me merezco, No los hay mejores, y sé que pueden empezar a volar solos.
Y oye, que desde que me estreso por aquí casi que he recuperado la tranquilidad.